viernes, 1 de agosto de 2014

FIN

Después de un tiempo, vuelvo a ser la que era, sin ataduras, sin remordimientos, sin lágrimas. No aguantaba más... Todo acabó. Puede que hayan acabado buenos momentos, pero también han acabado esos maltratos psicológicos que hacían que cada vez fuera menos una persona... Pero no quiero escribir sobre lo mal que estaba hace un par de semanas, quiero escribir sobre lo feliz que me siento en este preciso momento. Porque siento que vuelvo a ser yo, siento que puedo hacer lo que desee, que puedo pensar por mi misma, que no me van a controlar, que puedo ponerme a cantar y bailar bajo la lluvia si me apetece sin preocuparme de que nadie me hará sentir mal al día siguiente... Ahora, gracias a un par de grandes personas, me he dado cuenta de que tengo el derecho a ser feliz, y nadie puede quitarme eso. Siempre he creído que soy débil, que no puedo con nada, que a la mínima me rindo, que soy una princesa que necesita a un príncipe azul que venga en una moto a salvarme. Pero no. Soy fuerte, porque quiero. Soy feliz, porque quiero. Estoy cansada de rendirme al menor obstáculo y ponerme a llorar, no sirve de nada. Ahora soy la persona que quiero ser, y a base de lecciones he aprendido que eso NO me lo debería quitar nadie. Voy a hacerme valer, y a disfrutar de la vida, que soy muy joven para entristecerme tan pronto por tonterías. Así que... Ha acabado un capítulo de mi vida, un capítulo oscuro y a la vez luminoso, ahora pienso hacer que el resto del libro sea la parte por la cual, merezca la pena ser leído, voy a disfrutar, a ser yo misma, a vivir. Siempre he pensado que el destino está escrito con tinta invisible entre las nubes, pero ya no. Creo que yo soy la que tiene el control sobre mi vida, y yo soy la que va a escribir mi destino, eligiendo entre las opciones que me de la vida, y sí, puede que elija mal, y que me equivoque mil veces, pero ante todo sé que serán MIS errores, y no los de alguien que me controle la vida. Aquí termina este blog, ya que cada palabra que escribí aquí fue por él, y al final me di cuenta de que no se ha merecido ni una de esas palabras. Pero bueno... Espero que sea feliz, porque yo ya lo soy.